En la natación ejercitas todos los músculos del cuerpo, desarrollas la motricidad en los dos hemisferios por igual, necesitas respirar contra la presión no solo atmosférica sino también la que da el agua que te rodea. 

La natación contribuye a la relajación mental y muscular, lo cual deriva en una sensación placentera y relajante que permite estar de mejor humor y conseguir con ello una mayor tranquilidad mental, así como un mejor manejo emocional. 

Existen muchas filosofías sobre cómo puede un niño aprender a nadar. Sin embargo, el factor clave para evaluar la capacidad de un niño en el agua es la preparación emocional.

La confianza es una emoción aprendida, sin embargo, solo se aprende si esa es la experiencia. Los miedos no se olvidan, pero deben ser activamente desaprendidos. ¿Cómo le hacemos para lograrlo?

La exposición temprana a eventos desencadenantes del miedo afecta la capacidad del niño para aprender. Está comprobado que el estrés tóxico, o miedo persistente, crea problemas cognitivos de control y aprendizaje.