Una alberca en casa puede ser algo hermoso, pero también algo peligroso o bien, algo trabajoso.

"¿Qué hago con mi alberca?" Es una pregunta recurrente que me hacen personas que tienen piscinas domésticas ya sea en su jardín, o en el edificio donde viven. Y es que mantener una alberca limpia y sana es cuestión de química y física.

El agua de una alberca es una solución, una mezcla de agua con sustancias solubles e insolubles.

1) Insolubles

Pueden estar en la superficie, en el fondo o en suspensión, por ejemplo: arena, pedazos de madera, hojas, pasadores del pelo. Suspendidas pueden estar partículas muy pequeñas de tierra, polvo, piel o sustancias o productos de reacciones químicas.

2) Solubles

Sustancias químicas generalmente en forma de iones, que no se ven, pero que afectan la estructura química del agua y afectan a los microorganismos que puedan entrar en ella.

Las sustancias insolubles se pueden eliminar por tres métodos, principalmente:

• Las que se encuentran en la superficie se eliminan con la red o por medio del desnatado.

• Las que se encuentran en suspensión (partículas muy pequeñas o coloides, que por pesar poco no se van al fondo) miden menos de 100 micrones y dan al agua ese aspecto lechoso. Éstas se eliminan durante el filtrado.

• Las que se encuentran en el fondo se barren o aspiran hacia el filtro y de ahí se eliminan.

Las sustancias solubles son principalmente clora minas y iones metálicos. Las que son indeseables se eliminan por procesos químicos. Uno de ellos es floculación.

Para mantener limpia una alberca se requieren de los dos procesos:

• Procesos físicos

• Procesos químicos

Un agua sana es un agua libre de microorganismos, que tiene la concentración de cloro segura, y que es transparente.

Un agua con microorganismos es dañina para el humano si la ingiere o si llega a entrar por algún orificio. Un agua con mucho cloro o con algún ion metálico en alta concentración es dañina porque intoxica la piel, ojos u oídos. Y un agua blanca, turbia o no transparente es peligrosa  porque si alguien se va al fondo, no lo vemos. Además es muy difícil nadar en un agua turbia.

Los procesos físicos y químicos deben ir de la mano. Deben ser constantes en una alberca que sea sana, que sea ideal para que los seres humanos podamos tomar clases, disfrutar de un día de alberca o solo por tenerla en el jardín para alegrarnos la vista.