La natación contribuye a la relajación mental y muscular, lo cual deriva en una sensación placentera y relajante que permite estar de mejor humor y conseguir con ello una mayor tranquilidad mental, así como un mejor manejo emocional.
Enseñar a nadar sin miedo es una habilidad que solo tienen los verdaderos educadores acuáticos. Esto es lo que diferencia a un entrenador de un educador.