Las semanas pasadas tuvimos clases muestra en Acuatics. 

Éstas consisten en una clase regular, pero con la diferencia de que a los padres se les invita a entrar a la zona de alberca y ver la clase de su hijo o hija muy de cerca, tener interacción con el educador o educadora acuática, y reciben al final un reporte donde se les indican las habilidades que sí ha logrado desarrollar y las que todavía le falta por desarrollar. Esto siempre tomando en cuenta el nivel de nado del niño o niña dentro de nuestros programas.

¿Es esto una evaluación? 

Sí lo es, es una evaluación primero para el educador, porque se da cuenta si está avanzando con ese alumno según lo que se espera de él. 

Es una evaluación desde el coordinador hasta el educador, porque revisa si está haciendo las actividades que le corresponden a ese nivel, y también revisa, y en su caso, acepta que ese alumno tenga ese nivel que se le va a asignar. 

Es una evaluación para nuestros programas, porque aquí nos damos cuenta si funcionan, o si hay que modificarlos y/o mejorarlos. 

¡Claro que es una evaluación!

¿Y para el alumno? 

No es una evaluación. No se lo hacemos ver así. Durante la clase muestra el alumno no recibe una calificación, no recibe una comparación con sus compañeros. Simplemente es una clase en la que papá o mamá entra a la zona de alberca y observa su clase, teniendo una comunicación cercana con su educador. Y al final le entregan una insignia donde dice qué nivel ha alcanzado como nadador de Acuatics.

Para nosotros es un alto en el camino, donde podemos parar y revisar si estamos haciendo las cosas bien, o ver cómo las mejoramos. Es un alto en el camino para revisarnos a nosotros mismos como educadores y ver si estamos logrando lo que nos proponemos con nuestros alumnos.

Y es una forma muy directa y personal de recibir halagos o quejas de parte de los padres de familia, en relación a nuestro desempeño.

Son muy benéficas para todos, y los niños se sienten muy motivados de ver a sus padres atender a sus clases muestra.